CANON DE LA
MISA
Plegaria por
la Iglesia
El
Celebrante, levantando los brazos y los ojos hacia el Crucifijo, como para
acercárselo más a Cristo y mejor identificar el Calvario con el Altar, reza
profundamente inclinado y en silencio:
Te
igitur, clementissime Pater, per Jesum Christum Filium tuum Dominum nostrum,
supplices rogamus ac petimus, uti accepta habeas, et benedicas, haec U dona, haec U munera, haec U sancta sacrificia illibata, in primis, quae tibi
offerimus pro Ecclesia tua sancta catholica: quam pacificare, custodire,
adunare, et regere digneris toto orbe terrarum: unacum famulo tuo Papa nostro
N. et Antistite nostro N. et omnibus orthodoxis, atque cattholicae et
Apostolicae fidei cultoribus.
|
Te
pedimos, pues, y humildemente te rogamos, oh Padre clementísimo, por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que recibas y bendigas estos U dones, estas U ofrendas y estos U santos y puros sacrificios; que te ofrecemos, en
primer lugar, por tu Santa Iglesia católica, para que te dignes darle la paz,
guardarla, unificarla, y gobernarla en toda la redondez de la tierra,
juntamente con tu ciervo el Papa N.,
nuestro Prelado N., y todos los que
profesan la verdadera fe católica y apostólica.
|
"Memento" de
los vivos
El
Celebrante extiende y junta las manos mirando al Crucifijo, reza las primeras
palabras de la siguiente oración (hasta N., N.), y, después de una breve pausa,
para encomendar a algunas personas en particular y nominalmente, prosigue lo
demás:
P: Memento Domine famulorum, famularumque tuarum N. et N. et omnium
circumstantium, quorum tibi fides cognita est, et nota devotio, pro quibus
tibi offerimus: vel qui tibi offerunt hoc sacrificium laudis pro se, suisque
omnibus: pro redemptione animarum suarum, pro spe salutis et incolumitatis
suae : tibique reddunt vota sua aeterno Deo vivo et vero.
|
Acuérdate,
Señor, de tus siervos y siervas N. y N...., y de todos los circunstantes, cuya fe y
devoción te son conocidos; por los que te ofrecemos, o que ellos mismos te
ofrecen, este sacrificio de alabanza, por sí y por todos los suyos, por el
rescate de sus almas, y por su salud y bienestar corporal; y que también te
tributan sus homenajes a Ti, Dios eterno, vivo y verdadero.
|
20. - Conmemoración de los Santos
Para
que la oración de la Iglesia militante sea mejor atendida por Dios Padre,
invoca ahora el Celebrante la intercesión de la Sma. Virgen y de los Santos de
la Iglesia triunfante, en cuyo honor se ofrece también este Sacrificio:
Communicantes,
et memoriam venerantes, in primis gloriosae semper virginis Mariae genitricis
Dei et Domini nostri Jesu Christi: sed et beati Joseph, ejusdem virginis
sponsi et beatorum Apostolorum ac martyrum tuorum, Petri et Pauli, Andreae,
Jacobi, Joannis, Thomae, Jacobi, Philippi, Bartholomaei, Matthaei, Simonis et
Thaddaei: Lini, Cleti, Clementis, Xysti, Cornelii, Cypriani, Laurentii,
Chrysogoni, Joannis et Pauli, Cosmae et Damiani, et omnium sanctorum tuorum:
quorum meritis precibusque concedas, ut in omnibus protectionis tuae muniamur
auxilio. Per eumdem Christum Dominum nostrum. Amen.
|
Unidos
por la comunión de los Santos*** y honrando , primeramente, la
memoria de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, Señor y
Dios nuestro, y la de tus bienaventurados Apóstoles y Mártires: Pedro y
Pablo, Andrés, Santiago, Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo,
Simón y Tadeo, Lino, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisogono,
Juan y Pablo, Cosme y Damián, y de todos tus Santos; te pedimos, por sus
meritos e intercesión, nos concedas ser fortalecidos en todo con el auxilio
de tu protección. Por el mismo Jesucristo N. S. Así sea
|
Jesucristo, nuestra Víctima
Cumplido
el deber de caridad de encomendar a Dios a la Iglesia militante y triunfante,
el Celebrante concentra toda la atención sobre el Cáliz y la Hostia, y extiende
sobre ellos ambas manos como para descargar sobre Jesucristo todos nuestros
pecados y responsabilidades y constituirlo nuestra Víctima.
Por lo
mismo, Señor, te rogamos te dignes admitir favorablemente esta ofrenda en
testimonio de nuestra dependencia y de toda tu familia: y hacer que pasemos,
en paz contigo, los días de nuestra vida, que nos veamos libres de la
condenación eterna y seamos por Ti incluidos en el número de tus escogidos.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.
|
El
Celebrante hace algunas señales de la cruz sobre el pan y el vino. El
monaguillo toca la campanilla y, en las Misas rezadas, sube a la grada para
levantar la casulla desl sacerdote, facilitándole así sus movimientos.
La cual
ofrenda, suplicamoste, oh Dios, te dignes ordenar sea ben U dita, adscri U ta,
ratifi U cada, racional y agradable: de suerte
que se convierta, para nuestro provecho, en el Cuer U
po y San U gre de tu muy amado Hijo
Jesucristo, Nuestro Señor.
|
Consagración
y elevación de la Hostia
Ha
llegado el momento más solemne de la misa. Por orden del Señor se va a renovar
la última Cena. "El Sacrificio que se ofrece sobre el altar, dice el
Concilio de Trento, es el mismo que fue ofrecido sobre el Calvario: es el mismo
Sacerdote, la misma Víctima". Aunque nuestro Señor se halla todo entero
bajo cada una de las Especies consagradas, puesto que ya no puede morir, el pan
es cambiado en el Cuerpo de Jesucristo y el vino en su Sangre. De un modo
incruento, aunque maravilloso, hállase sobre el altar representado el monte
Calvario, en el cual la Sangre de Jesús quedó separada de su sagrado Cuerpo El
Sacerdote toma primero la Hostia con ambas manos, diciendo y haciendo lo que el
siguiente texto evangélico indica, y, después de consagrarla, la eleva,
para adorarla él y ofrecerla a la adoración de todos los asistentes:
QUI PRIDIE QUAM PATERETUR, ACCEPIT PANEM IN
SANCTAS AC VENERABILES MANUS SUAS: ET ELEVATIS OCULIS IN COELUM AD TE DEUM
PATREM SUUM OMNIPOTENTEM, TIBI GRATIAS AGENS, BENEDIXIT †, FREGIT, DEDITQUE
DISCIPULIS SUIS, DICENS: "ACCIPITE ET MANDUCATE EX HOC OMNES :
|
EL CUAL, LA VÍSPERA DE SU PASIÓN, TOMÓ UN PAN EN
SUS SANTAS Y VENERABLES MANOS, Y LEVANTANDO LOS OJOS AL CIELO EN DIRECCIÓN A
TI, OH DIOS, SU PADRE OMNIPOTENTE, DÁNDOTE LAS GRACIAS, LO BEN U
DIJO, LO PARTIÓ U SE LO DIO A SUS
DISCÍPULOS, DICIENDO: TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL
|
HOC EST ENIM CORPUS MEUM
El
ayudante toca la campanilla al hacer el Sacerdote la genuflexión, al elevar la
Hostia y al arrodillarse de nuevo. La elevación de las sagradas Especies
después de la Consagración fue y será una protesta contra los herejes que
negaban y niegan la presencia real. La S. Congregación de la Penitencia
concedió una indulgencia de 7 años a los que mirando a la Hostia, dijeren con
Santo Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!".
Consagración y elevación del Cáliz
El
Celebrante toma ahora con ambas manos el Cáliz, diciendo y haciendo lo que el
siguiente texto evangélico indica, y después de consagrarlo, lo eleva,
para adorarlo él y ofrecerlo a la adoración de los asistentes:
SIMILI MODO POSTQUAM COENATUM EST, ACCIPIENS ET
HUNC PRAECLARUM CALICEM IN SANCTAS AC VENERABILES MANUS SUAS: ITEM TIBI
GRATIAS AGENS, BENEDIXIT DEDITQUE
DISCIPULIS SUIS, DICENS : "ACCIPITE ET BIBITE EX EO OMNES:
|
DE IGUAL MODO, AL TERMINAR LA CENA TOMÓ TAMBIÉN
ESTE PRECIOSO CÁLIZ EN SUS SANTAS Y VENERABLES MANOS, Y DÁNDOTE DE NUEVO
GRACIAS, LO BENDI JO, Y SE LO DIO A SUS DISCÍPULOS, DICIENDO:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL.
|
HIC EST ENIM CALIX SANGUINIS MEI,
NOVI ET AETERNI TESTAMENTI: MYSTERIUM FIDEI, QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS
EFFUNDETUR, IN REMISSIONEM PECCATORUM, HAEC QUOTIESCUMQUE FECERITIS IN MEI MEMORIAM
FACIETIS
Ya
está obrado el milagro de la transubstanciación. Lo que hay ahora sobre el
altar ya no es pan ni vino, sino el verdadero Cuerpo y Sangre del Señor. Jesucristo
está aquí vivo y glorioso, como en el cielo. Eso enseña la fe y eso debemos
creer, aunque a nuestros sentidos les parezca otra cosa. Lo creemos, porque
Dios nos lo asegura y Dios no puede engañarnos.
Conmemoración
de la Pasión, Resurrección y Ascensión del Señor
La
Víctima está inmolada sacramentalmente; el sacerdote va a ofrecerla al Padre,
recordando el encargo de Jesús y los principales misterios de la vida del
Salvador. Continúa con los brazos estendidos:
Unde et
memores Domine, nos servi tui, sed et plebs tua sancta, ejusdem Christi Filii
tui Domini nostri tam beatae passionis, nec non et ab inferis resurrectionis,
sed et in coelos gloriosae ascensionis: offerimus praeclarae majestati tuae
de tuis donis ac datis, hostiam U puram,
hostiam U sanctam, hostiam U immaculatam, Panem U
sanctum vitae aeternae, et Calicem U salutis
perpetuae.
|
Por lo
cual, oh Señor, acordándonos nosotros tus siervos y tu pueblo santo, así de
la dichosa Pasión de tu mismo Hijo y Señor nuestro Jesucristo, como de su
resurrección del sepulcro, y de su gloriosa Ascensión a los cielos: ofrecemos
a tu Majestad, de entre tus dones y dádivas, una Hostia U pura, una Hostia U
santa, una Hostia U inmaculada, el Pan U santo de la vida eterna y el Cáliz U de perpetua salvación
|
Si
Dios aceptó los sacrificios del Antiguo Testamento, figuras tan sólo del
Sacrificio del Calvario, con mayor motivo aceptará el del altar.
Supra quae
propitio ac sereno vultu respicere digneris: et accepta habere, sicuti
accepta habere dignatus es munera pueri tui justi Abel, et sacrificium
patriarchae nostri Abrahae: et quod tibi obtulit summus sacerdos tuus
Melchisedech, sanctum sacrificium, immaculatam hostiam.
|
Sobre
las cuales ofrendas dígnate mirar con ojos favorables y semblante apacible, y
aceptarlas como tuviste a bien aceptar los dones de tu siervo el inocente
Abel, y es Sacrificio de nuestro Patriarca Abrahán, asi como también el que
te ofreció tu Sumo Sacerdote Melquisedec: sacrificio aquel santo, hostia
inmaculada.
|
El
sacerdote se inclina profundamente, y recuerda que la Hostia inmolada en el
altar de nuestras Iglesias es aquel Cordero "inmolado" que está en el
cielo sobre el altar de oro "delante del trono de Dios" (Apoc. 3.)
Comulgar de tal Hostia es sentarse en la mesa del Padre celestial, con quien
Jesucristo nos ha reconciliado mediante el sacrificio de la cruz y del altar.
Supplices
te rogamus, omnipotens Deus; jube haec perferri per manus sancti Angeli tui
in sublime altare tuum, in conspectu divinae majestatis tuae: ut quotquot ex
hac altaris participatione, sacrosanctum Filii tui Corpus † et Sanquinem †
sumpserimus omni benedictione coelesti et gratia repleamur. Per eumdem Christum
Dominum nostrum. Amen.
|
Humildemente
te suplicamos, oh Dios todopoderoso, que mandes transportar estas ofrendas
por manos de tu santo Ángel a tu altar celestial y hasta el acatamiento de tu
divina Majestad: a fin de que todos cuantos, comulgando en este altar,
recibiéremos el santo Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, seamos colmados de todas
las bendiciones y gracias celestiales. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
|
"Memento" de
los difuntos
El
sacerdote ruega ahora por los difuntos. "Las almas del purgatorio son
aliviadas durante el Sacrificio ofrecido a su intención", dice S.
Jerónimo.
Memento
etiam, Domine, famulorum famularumque tuarum N. et N. qui nos praecesserunt cum signo fidei, et dormiunt
in somno pacis. P: Ipsis Domine, et omnibus in Christo quiescentibus, locum
refrigerii, lucis et pacis, ut indulgeas, deprecamur, per eumdem Christum
Dominum nostrum. Amen
|
Acuérdate
también, Señor, de tus siervos y siervas N... N...,
que nos han precedido con la señal de la fe y duermen el sueno de la paz. A ellos.
oh Señor, y a todos los que descansan en Cristo, rogamoste los coloques en el
lugar del refrigerio, de la luz y de la paz. Por el mismo Jesucristo Nuestro
Señor. Así sea.
|
Oración por
nosotros, los pecadores
Luego
se da un golpe de pecho, y une al recuerdo de la Iglesia purgante el de la
militante y triunfante.
Nobis
quoque peccatoribus famulis tuis, de multitudine miserationum tuarum
sperantibus, partem aliquam et societatem donare digneris, cum tuis sanctis
Apostolis et Martyribus: cum Joanne, Stephano, Matthia, Barnaba, Ignatio,
Alexandro, Marcellino, Petro, Felicitate, Perpetua, Agatha, Lucia, Agnete,
Caecilia, Anastasia, et omnibus sanctis tuis : intra quorum nos consortium,
non aestimator meriti, sed veniae, quaesumus, largitor admitte.
Per Christum Dominum nostrum.
Amen .
|
También
a nosotros, tus siervos pecadores, que confiamos en la abundancia de tu
misericordia, dígnate darnos participación y entrada con tus Santos Apóstoles
y Mártires: con Juan, Esteban, Matías, Bernabé, Ignacio, Alejandro,
Marcelino, Pedro, Felicidad, Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia,
Anastasia, y todos tus Santos: en cuya compañía te rogamos nos admitas, no en
atención a nuestros meritos, sino por tu gran misericordia. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Así sea.
|
Y
trazando tres veces la señal de la cruz sobre la Hostia y el Cáliz, el
Sacerdote prosigue diciendo:
Per quem
haec omnia, Domine, semper bona creas, sanctificas U
vivificas U benedicis U
et praestas nobis
|
Por
quien siempre produces, oh Señor, todos estos bienes, los santi U ficas, los vivif U
icas, los ben U dices y nos los otorgas.
|
Fin del
"Canon" y pequeña elevación
Y
con cinco nuevas bendiciones (esta vez con la Hostia consagrada) y la siguiente
fórmula de alabanza o dosología, termina la serie de preces que componen el
"Canon":
PER
IPSUM † , ET CUM IPSO † , ET IN IPSO † , EST TIBI DEO PATRI † OMNIPOTENTI, IN
UNITATE SPRITUS † SANCTI, OMNIS HONOR ET GLORIA.
Sacerdote: Per omnia saecula saeculorum. Monaguillo: Amen. |
POR ÉL Y CON ÉL Y EN ÉL A TI, DIOS PADRE
OMNIPOTENTE, EN UNIÓN CON EL ESPÍRITU SANTO,
SE DIRIGE TODO HONOR Y GLORIA.
Sacerdote: Por
todos los siglos de los siglos.
Monaguillo: Así sea
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario